domingo, 15 de mayo de 2011

PaOctubre en busca del IKEA perdido


El título de esta entrada bien podría ser el de una futura exposición, pero no, nada más lejos de la realidad.
A continuación compartimos con vosotros todo lo acontecido en el viaje a IKEA Sevilla el sábado 14 de mayo.

El viaje de ida empezó bien, la ruta que sacamos del Google Maps no nos haría falta hasta llegar a Sevilla capital, pero cuando intentamos hacer caso de sus indicaciones, acabamos en mitad de la ciudad completamente perdidos. Afortunadamente encontramos a un gentil caballero que se prestó a indicarnos el camino siguiéndole en su vehículo hasta donde nos teníamos que separar, no sin antes explicarnos la ruta que teníamos que seguir.
Así lo hicimos, pero llegamos a un punto del recorrido donde las señales que buscábamos brillaban por su ausencia, y por mera intuición continuamos por donde pudimos, pero de nuevo nos volvimos a perder.
Una opción que se nos ocurrió fue la de utilizar el GPS de uno de nuestros móviles, pese a que, en otras ocasiones, no ha resultado muy acertado, pero era un riesgo dispuesto a correr. Y para sorpresa, pudimos llegar finalmente a nuestro ansiado destino: IKEA. El GPS se portó como es debido.

Una vez dentro, nos dispusimos a encontrar los marcos, cosa que nos llevó un tiempo puesto que es la primera vez que íbamos y el centro tenía 3 plantas. Pero dimos con ellos y elegimos tantos como necesitábamos.


Ya con todos los marcos marchamos a caja. Allí, en la cinta transportadora, dos de los marcos volcaron, la cajera y nosotros no le dimos mayor importancia, pero al llegar al coche comprobamos que uno de esos marcos habría sufrido una rotura en su cristal. Guardamos el resto y volvimos para efectuar el cambio sin problemas.

Para no tener que dar otro viaje de ida al coche y de vuelta al restaurante, decidimos llevarnos el marco que no pesaba apenas. Allí descansamos y repusimos fuerzas con una opípara comida.

Codillo de ternera con patatas fritas y pasta con salsa César
Albóndigas suecas en salsa con puré de patata y salsa de arándanos


Después de una buena comilona con charla variada incluida nos marchamos del restaurante que, para nuestra sorpresa, no disponía de salida propia, sino que el acceso al mismo se hacía a través del comercio. Ello suponía volver a recorrer la zona de ventas y cruzar la línea de cajas, donde tuvimos que hablar una vez más con los empleados explicándoles la situación y enseñandoles el ticket de compra.

Ya con ganas de volver a casa, subimos al coche y salimos del lugar, no sin antes preparar el GPS para que nos indicara el camino, al menos, hasta la autovía a Córdoba. Una vez que encontramos la ruta que nos llevaría a dicha autovía el GPS insistía una y otra vez en indicarnos un trayecto diferente, así que desistimos de el navegador ya que no nos hacía falta.

En resumen, nos costó llegar a IKEA, nos costó salir de IKEA, y casi nos cuesta salir de Sevilla, pero finalmente llegamos a casa, sanos, salvos y con los marcos comprados.