Hemos terminado los exámenes, entregas, proyectos personales y todas esas cosas que nos han tenido tantos meses ocupados. Los meses de verano siempre son muy buenos para el grupo en general y para cada uno en particular. Tenemos más tiempo, más ganas, nos reunimos casi cada semana y, por supuesto, discutimos hasta morir.
Seis personas con la cabeza llena de cosas es algo genial, muy enriquecedor en todos los sentidos.
En fin, el verano es nuestro.
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